Reconciliation of the Penitent (Confession)/Confesión

 

Reconciliation of Penitents: The Sacrament of Confession

Those who come from different religious traditions often ask Does the Episcopal Church believe in confession? The answer is yes, but not necessarily in the same way they may have experienced it in other churches. Reconciliation is the ministry that Jesus commended to his Church. At one time or other, we all need to be reconciled. We do it in a number of ways. First, at almost every Holy Eucharist, we make a confession of sin (what Episcopalians call the General Confession). Following this prayer of confession, the priest pronounces an absolution in the name of the Church. In celebration of the knowledge that Christ has died for us and has forgiven all our sins, we give and receive the Peace.

There is also a rite in the Prayer Book for private, individual confession of our sins to the priest. There may be times in our lives when we feel the need to do this or when our priest suggests it as a way of more fully experiencing God’s grace and forgiveness. Anything we disclose to the priest in this confession is completely confidential. Clergy are bound by what is known by the seal of confession which prohibits the priest from divulging anything heard in this sacramental rite.

Finally, there may be communal celebrations of the Rite of Reconciliation (sometimes combined with the Rite of Healing) in which we gather to reflect on the nature of sin, examine ourselves in terms of our own faults, and receive individual absolution from the clergy.

To sum all this up, the Episcopal Church believes the following about the need to go to individual, private confession: All may, some should, none must.

El Sacramento de la Confesión

Aquellos que vienen de otras tradiciones religiosas frecuentemente se preguntan si la Iglesia Episcopal cree en la confesión. La respuesta es sí, pero no necesariamente de la misma manera que lo pueden haber experimentado en otras iglesias. La Reconciliación es el ministerio que Jesús encomendó a su Iglesia. En algún momento todos necesitamos ser reconciliados. Lo hacemos de diferentes maneras. Primero, antes de cada Eucaristía hacemos un confesión de los pecados, lo que los episcopales denomian la Confesión General. Al concluir la oración de la confesión, el sacerdote pronuncia la absolución en nombre de la Iglesia. Porque sabemos que Cristo murió por nosotros y ha perdonado nuestros pecados, damos y recibimos la Paz. 

Existe además un rito en el Libro de Oración Común para la confesión privada e individual de nuestros pecados con un sacerdote. Puede haber momentos en nuestras vidas cuando necesitamos recurrir a esta confesión o cuando el sacerdote nos la sugiere como una forma de experimentar la gracia y el perdón pleno de Dios. Todo lo que digamos al sacerdote en confesión es completamente confidencial. El clero está sujeto al sigilio de la confesión que prohibe al sacerdote divulgar algo de lo que haya escuchado en este rito sacramental.

Por último, pueden realizarse celebraciones comunitarias del Rito de la Reconciliación, a veces combinadas con el Rito de Sanamiento, en las que nos reunimos para reflexionar sobre la naturaleza del pecado, examinar nuestras propias faltas y recibir una absolución individual por parte del clero.

Para resumir todo lo anteriormente dicho, la Iglesia Episcopal postula la siguiente acerca de la confesión privada individual: Todos pueden, algunos deben, nadie debe.